Las Lagunas

La finca “Lagunas y Dehesa de Villafranca de los Caballeros”, nombre que recibe en todas las escrituras inscritas en el Registro de la Propiedad, está vinculada desde hace siglos al Ayuntamiento de esta Villa. Aunque la Carta-Puebla de Villafranca no se ha encontrado, se sabe que Villafranca debió poblarse alrededor de 1344.


Hay constancia que desde el año 1786 la finca está vinculada a los borbones, y fue pasandopor línea sucesoria hasta doña Mª Cristina de Borbón Muguiro. En 1926 ésta la vendió a un vecino de La Solana, Don Francisco de Paula. Y ya, en 1927, mediante escritura pública, el Ayuntamiento de Villafranca adquiere el dominio útil de la finca por un total de 135.000 pesetas, pero la falta de dinero en las arcas municipales obliga a establecer una hipoteca sobre la finca. El préstamo se amortizará en quince anualidades a partir del año 1928, a razón de 9000 pesetas cada una y a un 4% de interés.
Sin embargo, existe una leyenda en el pueblo de Villafranca de los Caballeros, que intenta inculcar los valores de protección a los menores de 18 años. Esta leyenda atribuye a estos menores como dueños de las lagunas. Dueños, desde “que una mujer vieja” decidiera dejárselas como herencia a la juventud, ante el miedo a la especulación y a la pérdida de los valores fundamentales del paraje. Villafranca utilizaba las lagunas como bien para cubrir la necesidades financieras del concejo. Los pastos de la Dehesa Boyal eran aprovechados por los ganados de los yunteros y pequeños labradores carentes de pastos propios. Las tierras de labor eran arrendadas, en subasta pública por el ayuntamiento, a los labradores por un periodo de diez años. La caza y lapesca servían para aliviar la maltrecha economía de los vecinos más humildes.


Se organizaban las famosas “tiradas” donde participaban miembros del aristocracia venidos de Madrid. Cacerías que se vieron, en 1986, boicoteadas por un grupo de ecologistas. Años más tarde, 1988, las lagunas son declaradas Refugio de Fauna.
El carrizo que crece en sus orillas lo aprovechan los tejeros como combustible para cocer el ladrillo y la teja.

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